Comunicaciones en emergencias: ¿telefonía o radiotelefonía?

Por Germán Repetto Jiménez
Jefe del Servicio de Estudios de la ESPA

Artículo publicado en el nº 96 de la revista
de la Escuela de Seguridad Pública de Andalucía
(01-10-2001)

A partir, aproximadamente, de 1985 se produjo un gran auge en el empleo de equipos radiotelefónicos en el ámbito de las telecomunicaciones, en general, y en las del sector de las comunicaciones de seguridad y emergencias, en particular.
En efecto, en los años previos a los ya lejanos fastos de 1992, casi todos queríamos estar comunicados el mayor tiempo posible y en las más variadas circunstancias, y como aún no eran asequibles los terminales de telefonía móvil, la única forma de comunicarse fuera de los edificios era tener un buscapersonas o mensáfono, o una emisora de radio instalada en el vehículo o una portátil (“walki”). La demanda de equipos radiotelefónicos se disparó y aparecieron innumerables comercios y empresas que vendían e instalaban emisoras bases, móviles y portátiles; de las que, hasta entonces,amén de los radioaficionados, pocos organismos y empresas disponían de amplias flotas de equipos de radioeléctricos en fonía (transmisión de voz).

A esta lógica necesidad comunicadora de compañías y particulares se unieron rápidamente los servicios operativos de seguridad y emergencias (servicios sanitarios y policiales,bomberos, protección civil, etc.); los que ampliaron sus exiguas flotas de transceptores e instalaron repetidores para tener mayor cobertura en sus redes de radio privadas, mejorando la operatividad y obteniendo enlaces bastantes eficaces que permitían el tráfico, vía radio,especialmente el referido a la coordinación en situaciones de emergencia.
Pasados algunos años, el teléfono móvil tuvo su expansión con unas prestaciones hasta entonces inimaginables, proporcionando conexión con la red telefónica pública desde cualquier lugar mediante terminales baratos, pequeños y, en contraposición con los “walkis”, con unas baterías de larga duración.
A pesar del costo de las llamadas, la telefonía móvil se ha impuesto y generalizado su uso, quizá en demasía,en detrimento, en muchos casos, de la radiotelefonía.De hecho, el sector económico dedicado a las emisoras de radio ha sufrido una recesión considerable y gran número de comercios que se dedicaban a estas han desaparecido o derivado su actividad hacia los teléfonos móviles.
Aunque los cuerpos y entidades dedicados a la seguridad continúan la prestación de sus servicios sobre la base de la radiotelefonía, vemos que sus mandos o responsables se han decantado por el empleo de la telefonía móvil para estar localizables y tomar decisiones en caso de situaciones de emergencia o grave riesgo, siniestros o catástrofes, etc.

Campamento de radioaficionados en ejercicios de emergencias
Campamento de radioaficionados en ejercicios de emergencias

Tal uso, e incluso abuso, de los “móviles” pudiera tener importantes consecuencias de orden operativo: es notorio,aunque parece que se nos está olvidando, que la telefonía, a pesar de sus muchas ventajas, adolece de serias desventajas;pues cuando ocurre cualquiera de las situaciones citadas en el párrafo anterior, una de las primeras consecuencias es que las redes telefónicas se sobrecargan y colapsan por el elevado número de usuarios que emiten y reciben llamadas. Si esto no fuese de por sí suficientemente preocupante, la propia naturaleza o magnitud del suceso puede hacer que queden inoperantes las infraestructuras telefónicas (p.ej.: destrucción de postes repetidores de telefonía móvil como consecuencia de un sismo), no pudiendo prestar servicio y, por tanto, quienes debieran estar comunicados para tomar decisiones y coordinar operaciones se encontrarán con magníficos terminales móviles, de múltiples funciones,pero que no les servirán para nada; pues no funcionarán. También pasamos por alto que los teléfonos móviles emplean las ondas electromagnéticas sólo para parte del recorrido que han de seguir las llamadas que hacemos o recibimos, porque, además de esta etapa radioeléctrica,para cursar tal tráfico se han de emplear las centrales de conmutación y las infraestructuras alámbricas (cableado por las ciudades), haciendo que podamos conectar con nuestro interlocutor. Por consiguiente, si las centrales telefónicas y sus redes de cableado también sucumben ante una catástrofe, tampoco servirá para nada ese moderno teléfono móvil. Igual ocurre con la novísima tecnología de los teléfonos vía satélite, los que precisan también una etapa terrestre para conectarse con la red telefónica conmutada, como las restantes modalidades de telefonías, y, consecuentemente, con los mismos factores de riesgo en situaciones de grandes emergencias o catástrofes. Como claro paradigma de todo ello, tenemos los ataques terroristas del 11 de septiembre último en los EE.UU, en donde cayeron parcialmente las redes telefónicas y hubo importantes colapsos en las comunicaciones.

Unidad móvil de comunicaciones de emergencia de la Cruz Roja
Unidad móvil de comunicaciones de emergencia de la Cruz Roja Americana

Lo anteriormente expuesto nos debe hacer reflexionar sobre la vulnerabilidad de ciertos sistemas de telecomunicaciones y tener presentes las premisas de las comunicaciones de seguridad: eficacia, fiabilidad, seguridad y, especialmente,la pervivencia en situaciones adversas. Por ello,es necesario no relegar a un segundo plano el mantenimiento y la expansión de las redes de radio propias de los servicios de seguridad pública, evitando la excesiva concentración en el uso y, su consiguiente dependencia, en los sistemas de telefonía móvil.

Objetivos de las redes de radio de emergencia
  • Constituir un instrumento de transmisión y enlace
  • Alertar y movilizar recursos
  • Coordinar recursos y actuaciones
  • Difundir una alarma
  • Proveer información
  • Dar cobertura y seguimiento a las operaciones
  • Facilitar comunicaciones en tiempo real
Modo de operar en una red de radio de emergencias
  • Estar atento y a la escucha.
  • Emitir mensajes claros, precisos y concisos.
  • Transcribir el tráfico cursado en los partes de radio e incidencias.
  • No tomar decisiones que superen nuestra responsabilidad.
  • Evitar alusiones directas a personas y cargos. Usar los indicativos operativos de radio asignados.
  • Primero, indicar el destinatario de la llamada o mensaje, luego identificarse el llamante (empleando siempre los indicativos).
  • Abstenerse de cursar tráfico ajeno al servicio.
  • Emplear los códigos y claves establecidos.
  • Guardar sigilo. La información a la que se accede es confidencial o reservada.
  • En general, hacer las comunicaciones a través de la central o estación directora.
  • Comprobar los datos o informaciones antes de transmitirlos.
  • Recabar todos los datos precisos para confeccionar un mensaje.
  • Si el repetidor quedara inoperativo o estuviéramos fuera de su cobertura, pasaremos a trabajar en un canal en directo.

Lo importante es el mensaje eficaz y cómo se transmite

Cuando todo lo demás falla, radioaficionados.
Cuando todo lo demás falla, radioaficionados.

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